¿Qué quiere decir baja inmunidad?

La baja inmunidad se refiere a un rendimiento poco efectivo del sistema inmunológico. La función principal del sistema inmunológico es proteger el cuerpo contra infecciones y contra el desarrollo de cáncer. El refuerzo y la mejora del sistema inmunológico es quizás el paso más importante en el desarrollo de la resistencia a enfermedades y en la reducción de la susceptibilidad ante resfriados, gripes y cáncer. Reforzar el sistema inmunológico implica mantener un estilo de vida saludable que promueva la adecuada gestión del estrés, el ejercicio, la dieta y el uso de suplementos nutricionales y medicamentos elaborados a partir de hierbas.

Si tu respuesta es "sí" a cualquiera de las siguientes preguntas, es una señal de que tu sistema inmunológico necesita refuerzos:

  • ¿Te resfrías con facilidad?
  • ¿Te resfrías más de dos veces al año?
  • ¿Sufres de infecciones crónicas?
  • ¿Sufres de herpes labiales o genitales con frecuencia?
  • ¿Sufres de inflamación en tus glándulas linfáticas y te duelen de vez en cuando?
  • ¿Tienes o has tenido alguna vez cáncer?

Las infecciones recurrentes o crónicas, incluso los pequeños resfriados, solo se producen cuando el sistema inmunológico está debilitado. Cuando eso ocurre, se entra en un ciclo repetitivo que hace que sea difícil superar la tendencia a la infección: un sistema inmunológico debilitado conduce a la infección, la infección debilita aún más el sistema inmunológico, lo que merma aún más la resistencia a las infecciones. Mejorar el sistema inmunológico puede proporcionar la salida necesaria para terminar con este ciclo.

¿Qué causa la baja inmunidad?

La fortaleza del sistema inmunológico se ve afectada en gran medida por el estado emocional de la persona, su nivel de estrés, su estilo de vida, sus hábitos alimentarios y sus deficiencias nutricionales. La deficiencia de nutrientes es la explicación más frecuente a un sistema inmunológico debilitado. Un abrumador número de estudios clínicos y experimentales indican que la deficiencia de cualquier nutriente puede afectar profundamente al sistema inmunológico.

¿Qué factores de la dieta son importantes si uno sufre de baja inmunidad?

Para que la función inmune esté en su estado óptimo es necesario que la dieta, aparte de saludable, sea: (1) rica en alimentos integrales y naturales, como la fruta, verdura, granos enteros, frijoles, semillas y frutos secos, (2) baja en grasas y azúcares refinados, y (3) que contenga una cantidad de proteína adecuada, pero no excesiva. Además, se deben beber cinco o seis vasos de 8 onzas de agua al día (preferiblemente pura), tomar un suplemento de multivitaminas y minerales de alta potencia, practicar ejercicio con regularidad (incluyendo, al menos, 30 minutos de ejercicio aeróbico), realizar de 5 a 10 minutos de estiramientos pasivos al día, realizar ejercicios de respiración y relajación profunda diariamente, sacar tiempo todos los días para jugar y disfrutar de la familia y los amigos; y por lo menos dormir de 6 u 8 horas.

Uno de los componentes de los alimentos más perjudiciales para nuestro sistema inmunológico es el azúcar. En un estudio se demostró que la ingesta de 100 gramos (aproximadamente 3 onzas y media) de porciones de hidratos de carbono en forma de glucosa, fructosa, sacarosa, miel y zumo de naranja pasteurizado reducía significativamente la capacidad de los glóbulos blancos (neutrófilos) de combatir y destruir bacterias. Por el contrario, ingerir 100 gramos de almidón no tuvo ningún efecto. Estos efectos dañinos comenzaron a ser evidentes tan solo 30 minutos después de la ingestión y se prolongaron durante más de 5 horas. Por regla general, se produjo una reducción del 50 % de la actividad de los neutrófilos dos horas después de la ingestión. Al constituir los neutrófilos el 60-70 % de todas las células blancas presentes en la sangre, el deterioro de su actividad da lugar, irremediablemente, a una baja inmunidad.

Una de las sustancias más efectiva a la hora de mejorar la función inmune son los carotenos. Muchos de los efectos de la mejora inmune asociada a los carotenos, así como a otros antioxidantes, se deben a su capacidad para proteger la glándula del timo. El timo es la glándula más importante de nuestro sistema inmune. Se compone de dos lóbulos blandos de color gris rosáceo que se extienden como si fueran un babero justo debajo de la glándula tiroides y por encima del corazón. El timo muestra su máximo desarrollo inmediatamente después del nacimiento. Durante el proceso de envejecimiento, el timo sufre un proceso de encogimiento o involución. El motivo es que el timo es extremadamente susceptible a los radicales libres y al daño oxidativo que se produce a consecuencia del estrés, las drogas, la radiación, las infecciones y la enfermedad crónica. Cuando la glándula del timo se deteriora, su capacidad para controlar el sistema inmune se ve gravemente comprometida.

El timo es responsable de muchas funciones del sistema inmunológico, incluyendo la producción de linfocitos T, un tipo de glóbulo blanco. La glándula del timo también libera varias hormonas, tales como la timosina, timopoyetina y el factor tímico sérico, que regulan muchas funciones inmunes. Bajos niveles de estas hormonas en sangre se asocian a un sistema inmunológico debilitado y a un aumento de la susceptibilidad a sufrir alguna infección. Habitualmente, el nivel de hormonas tímicas es muy bajo en los ancianos, los individuos propensos a sufrir infecciones o cáncer, los pacientes con SIDA y las personas expuestas a un nivel de estrés atípico. Los carotenos y otros antioxidantes pueden garantizar una óptima actividad de la glándula del timo evitando que los radicales libres y prooxidantes la deterioren.

Aparte de proteger a la glándula del timo, los carotenos mejoran la respuesta de varios tipos de células blancas de la sangre y aumentan las propiedades antivirales y anticancerígenas de nuestros propios mediadores del sistema inmune, tales como el interferón. En pocas palabras, los alimentos y bebidas ricos en caroteno parecen ser capaces de aumentar la inmunidad.

Entre ellos, se encuentran las verduras de colores, como, por ejemplo, todas las de color verde oscuro, las calabazas amarillas y naranjas, la zanahoria, el ñame, la batata (camote), los pimientos rojos y los tomates. También es importante incluir en la dieta verduras de la familia de la col (brócoli, coles de Bruselas, repollo, coliflor, col, col rizada, rábano y nabo), frutos del bosque ricos en flavonoides, ajos y alcachofas de Jerusalén, para lograr una función inmune apropiada (incluyendo una correcta protección contra el cáncer).

El yogur también tiene la capacidad de estimular la función inmunológica, sobre todo cuando se hace con grandes cantidades (miles de millones por porción) de Bifidobacterium lactis. El consumo de yogur con Bifidobacterium lactis aumenta la proporción activa de linfocitos T y de células NK (siglas en inglés de natural killer) en la sangre. Otros efectos incluyen un aumento de la capacidad de las células inmunes para fagocitar o destruir invasores, así como de la capacidad de destrucción de células tumorales empleando células NK.

¿Qué suplementos nutricionales debo tomar para combatir la baja inmunidad?

Sentando las bases de la suplementación. Hay tres productos que creo son críticos para reforzar la función inmune:

Un complejo multivitamínico y mineral de alta potencia es el primer paso que hay que dar para reforzar el sistema inmunológico con suplementos nutricionales, ya que se ocupará de las deficiencias nutricionales subyacentes. Las deficiencias de prácticamente cualquier nutriente pueden resultar en alteraciones significativas de la función inmune, especialmente si se trata de deficiencias de vitamina C, E, A, B6, B12 y ácido fólico. Los minerales que son especialmente importantes son el zinc, hierro y selenio. Además de hacer uso de un complejo multivitamínico y mineral, también puede resultar útil conseguir un aporte específico de vitamina C, E y A.

La vitamina D3 es especialmente crítica para la efectividad del sistema inmune. Las personas que tienen niveles de vitamina D en sangre inferiores a 38 ng/ml sufren el doble de infecciones de las vías respiratorias superiores que las que tienen los niveles más altos. Los estudios clínicos han certificado la capacidad de la vitamina D para reducir el riesgo de sufrir resfriados y gripe. Para garantizar un nivel de vitamina D óptimo, la mayoría de los expertos recomiendan dosis de diarias de 2000 a 5000 UI.

Se ha demostrado que la echinacea ejerce efectos significativos sobre la función inmune en más de 300 investigaciones científicas, no obstante, no todos los estudios clínicos han sido positivos. Los resultados mixtos en los ensayos clínicos con echinacea se deben, probablemente, a la falta de compuestos activos. Echinamide® es un producto patentado y clínicamente probado que garantiza altos niveles de los tres grupos de compuestos activos clave responsables de los efectos de la equinácea en el sistema inmunológico. Siga las instrucciones de la etiqueta.

La raíz de astrágalo (astragalus membranaceus) se ha usado tradicionalmente en la medicina china para tratar infecciones virales como el resfriado común. Estudios clínicos en China han demostrado que es eficaz cuando se utiliza como medida preventiva contra el resfriado común. También se ha demostrado que reduce la duración y gravedad de los síntomas del resfriado común, y que aumenta el número de glóbulos blancos en pacientes que sufren de leucopenia crónica (una condición que se caracteriza por bajos niveles de glóbulos blancos). La investigación en animales indica que el astrágalo aparentemente funciona mediante la estimulación de varios factores del sistema inmunológico. En particular, parece estimular las células blancas de la sangre para fagocitar y destruir organismos invasores y restos celulares, así como mejorar la producción de interferón (un compuesto natural clave producido por el cuerpo para combatir los virus). Siga las instrucciones de la etiqueta.

NOTA: El astrágalo es uno de los principales componentes del producto Anti-V de Natural Factors. Otros componentes de esta fórmula incluyen: Echinamide®; lomatium (Dissectum lomatium); reishi (Ganoderma lucidum); y regaliz (Glycyrrhiza glabra). Siga las instrucciones de la etiqueta.

Wellmune es una preparación especial de betaglucano de levadura de panadero que ha demostrado ser eficaz en varios estudios dobles a ciegas en la prevención de resfriados y gripe. Los sujetos fueron tratados diariamente, durante 90 días, con 500 mg de Wellmune o con un placebo. En uno de los resultados de este estudio, se comprobó que los miembros del grupo al que se le estaba suministrando Wellmune:

  • No faltaron ningún día al trabajo o al colegio a causa de un resfriado, en comparación con los 1.38 días de trabajo/colegio que de media habían perdido los miembros del grupo de control.
  • Ninguno padeció fiebre, en comparación con las 3.5 veces que de media algún miembro del grupo de control sí lo hizo.
  • Mejoraron su calidad de vida, incluyendo su energía física y bienestar emocional, tal y como se demostró en un cuestionario clínico validado.

Los hongos medicinales como el maitake, shiitake, reishi y tochukaso mejoran significativamente el sistema inmunológico. Gran parte de este efecto se fundamenta en la presencia de betaglucanos. Numerosos estudios experimentales y clínicos han demostrado que el betaglucano de las setas activa las células blancas de la sangre. Siga las instrucciones de la etiqueta.

Los probióticos hacen referencia a productos que contienen bacterias promotoras de la salud como Lactobaccilli y Bifidobacter. Estos productos pueden ser valiosos aliados para mejorar la función inmune. Te recomiendo tomar de 6 a 12 mil millones de unidades formadoras de colonias (UFC) al día.

Comentarios:

Nuestro estado de ánimo y actitud tienen una enorme influencia sobre la función de nuestro sistema inmunológico. Cuando somos felices y optimistas, nuestro sistema inmunológico opera mucho mejor. Por el contrario, cuando estamos deprimidos, nuestro sistema inmunológico tiende a debilitarse. Cuando una persona está deprimida o sometida a estrés, tendrá que hacer un esfuerzo consciente para reforzar su sistema inmunológico, tomando, por ejemplo, suplementos nutricionales. No solo el hecho de estar sometido a situaciones de estrés puede debilitar el sistema inmunológico, sino que cuanto mayor sea el estrés, mayor será el impacto en el sistema. Las emociones negativas suprimen la función inmune, mientras que las emociones positivas la refuerzan. Siempre que viene un paciente a mi consulta con baja función inmune, le pregunto cuál es su comediante favorito y le receto que vea un programa de televisión o película en la que aparezca. Lo que quiero decir es que si quieres gozar de un sistema inmunológico fuerte debes reírte a menudo.

¿Cómo sé si estas recomendaciones están funcionando?

Sufrirás menos resfriados e infecciones víricas, si las sufres te recuperarás más rápido y, en general, sentirás una mejor resistencia a cualquier tipo de infección.