Actualizado en agosto de 2022

Las isoflavonas son compuestos orgánicos (con contenido de carbón) que pertenecen a la familia de los flavonoides, un poderoso tipo de antioxidante. Las principales fuentes dietarias de isoflavonas son las legumbres, en particular la soja y los productos que la contienen. Las isoflavonas son un tipo de fitoestrógeno (una planta con propiedades hormonales similares al estrógeno), y también son poderosas antioxidantes las cuales se ha demostrado que tienen propiedades antiinflamatorias y antibacterianas. Los científicos creen que también pueden tener un rol en la prevención de diversas enfermedades crónicas, como las cardíacas y el deterioro cognitivo.

Las isoflavonas podrían generar actividad que aumente o disminuya el estrógeno, según la actividad preexistente. Por lo tanto, incrementan la actividad de estrógeno cuando los niveles son bajos, como sucede durante la menopausia, y reducen sus efectos si los niveles son demasiado elevados. Estudios clínicos en humanos han mostrado que las mujeres menopáusicas que consumen más productos con soja e isoflavonas de soja experimentan menos calores súbitos e informan sobre una mejor calidad de vida. También experimentan una salud ósea más óptima, lo que puede ayudar a prevenir la osteoporosis y las fracturas. Ademas, las dietas ricas en legumbres y alimentos con soja pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades mamarias y cardiovasculares.

Las legumbres son la fuente más común de isoflavonas. Entre ellas se incluyen:

Se cree que las isoflavonas tienen propiedades beneficiosas para la salud, con efectos positivos para las siguientes inquietudes.

Las isoflavonas y la salud ósea

A medida que envejecemos, se reduce la densidad ósea. Aunque las mujeres se ven más afectadas que los hombres, ambos sexos corren riesgo de contraer osteoporosis, una enfermedad ósea que afecta a cerca de 200 millones de personas en todo el mundo. Antes de que una persona desarrolle osteoporosis, experimenta una enfermedad llamada osteopenia, la cual hace que los huesos se vuelvan más finos de lo normal. Una vez que se genera la osteoporosis, los huesos se vuelven cada vez más finos y frágiles. Las isoflavonas de la soja podrían aportar un beneficio protector.

Mediante un estudio de revisión sistemática llevado a cabo en 2012 con mujeres menopáusicas se descubrió que quienes consumían isoflavonas de soja veían cómo su densidad ósea se incrementaba en un 54 por ciento, mientras que se reducía la resorción un 23 por ciento en comparación con mujeres que no consumían un suplemento con isoflavonas.

En un estudio de 2017 se evaluó la salud ósea de 200 mujeres menopáusicas. Luego de seis meses, los investigadores concluyeron que las isoflavonas de soja tenían un efecto beneficioso sobre la salud ósea, similar al de algunos medicamentos de prescripción. Sin embargo, se detectó un incremento en la hormona estimulante de la tiroides como efecto indeseado. Afortunadamente, puede llevarse a cabo una simple muestra de sangre para asegurar que la tiroides de la persona no esté hipoactiva.

Por otro lado, mediante un estudio llevado a cabo en 2015 con mujeres sobrevivientes al cáncer de mama se asoció una ingesta superior a los 62 mg de isoflavonas de soja por día con una reducción en la densidad ósea en el antebrazo de las mujeres, una parte del cuerpo en la cual se puede medir fácilmente la densidad ósea. Sin embargo, este estudio fue la excepción.

En última instancia, un estudio llevado a cabo en 2017 por el American Journal of Clinical Nutrition evaluó las isoflavonas y los probióticos del extracto de trébol rojo. Al compararla con un placebo, esta combinación dio como resultado una reducción en la pérdida ósea durante el transcurso de un año.

Si ya toma medicamentos prescritos como tratamiento de ayuda para huesos finos, no deje de tomarlos sin consultar primero a su médico. Las isoflavonas podrían proporcionar beneficios adicionales.

Las isoflavonas y las enfermedades cardiovasculares

Las enfermedades cardíacas son una de las causas principales de fallecimientos en Estados Unidos, Europa y Asia. Desafortunadamente, a medida que más países adoptan el estilo de vida occidental en lugar de conservar sus dietas ancestrales más saludables, las enfermedades cardíacas y los fallecimientos prematuros debido a infartos continuarán su avance.

Solo en los Estados Unidos, las muertes por enfermedades cardíacas y vasculares afectan a casi un millón de personas todos los años. En el mundo, ese número de fallecimientos por enfermedades cardíacas se multiplica diez veces. La presión sanguínea elevada es uno de los factores de riesgo principales que generan las enfermedades cardíacas: más de mil millones de las 7,6 mil millones de personas en el mundo tienen presión sanguínea elevada. El consumo de tabaco, la falta de actividad y las dietas desequilibradas también incrementan el riesgo de forma significativa.

En un estudio de 2018 se evaluó el efecto de las isoflavonas de soja sobre el riesgo de contraer enfermedades cardíacas en mujeres menopáusicas. Se seleccionó de forma aleatoria a doscientas mujeres para que reciban 15 gramos de proteína de soja (que contenía 66 mg de isoflavonas) o 15 gramos de soja sin isoflavonas. Se les dio el suplemento a las mujeres del estudio como una barra comestible para que la ingirieran entre comidas. El estudio duró seis meses.

Luego de ese período, hubo una reducción significativa en la presión sanguínea y otros parámetros metabólicos (reducción de la glucosa, la insulina y la resistencia a la insulina). Los investigadores predijeron una reducción del 27 por ciento en el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, una reducción del 37 por ciento en el riesgo de padecer un infarto y una reducción general del 24 por ciento en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares durante un lapso de 10 años. Además, estimaron una reducción en los fallecimientos por enfermedades cardiovasculares del 24 por ciento.

Las isoflavonas, el metabolismo, el peso corporal y el azúcar

La obesidad se está convirtiendo en un problema mundial a paso acelerado. Junto a ella vienen un mayor riesgo de diabetes y, como resultado, muchos problemas de salud adicionales, incluidas las enfermedades cardíacas y renales. La dieta y el ejercicio son importantes, y las isoflavonas de soja también podrían ser beneficiosas.

En un estudio de metaanálisis nutricional llevado a cabo en 2013 se evaluó a mujeres posmenopáusicas y el efecto que tenían sobre ellas los suplementos con isoflavonas. La investigación mostró que "los suplementos con isoflavonas podrían ser beneficiosos para reducir el peso corporal y la glucosa, y para controlar el nivel de insulina en plasma". Un estudio de 2016 demostró que las isoflavonas de soja, en particular la genisteína, podría ayudar a reducir los niveles de glucosa e insulina en ayuna.

Aunque estos estudios mostraron beneficios, tomar decisiones inteligentes sobre la alimentación y el estilo de vida es crucial para tener un buen estado de salud general.

Las isoflavonas y los síntomas de menopausia

Es común que las mujeres que transcurren el período premenopáusico y posmenopáusico de la vida experimenten calores repentinos. Estos golpes de calor repentinos están causados por fluctuaciones y/o cambios rápidos en los niveles hormonales de estrógeno, y con frecuencia generan incomodidad. Afortunadamente, no todas las mujeres los experimentan. Quienes se ven afectadas pueden experimentar síntomas con una duración de algunos años, mientras que otras podrían tener síntomas que duran más de una década.

Las inquietudes sobre los efectos secundarios que generan los medicamentos para reemplazar hormonas han hecho que muchas mujeres consideren alternativas más naturales para aliviar los síntomas de la menopausia. Las isoflavonas de soja son una de estas alternativas.

En 2013, Cochrane Review llevó a cabo un estudio en el cual se analizaron 43 pruebas controladas aleatorias, que incluyeron a un total de 4364 participantes. Los investigadores consideraron que se exhibió un gran efecto placebo. En general, concluyeron que no hubo evidencias concluyentes sobre el beneficio de las isoflavonas. Sin embargo, los investigadores sí notaron que no se incluyeron cuatro pruebas, entre las que hubo pacientes que ingirieron 30 mg o más de genisteína y que sí demostraron que las isoflavonas eran beneficiosas en la prevención de calores repentinos. Por lo tanto, si consume un suplemento con isoflavonas de soja para aliviar los síntomas de calores repentinos y sudoración nocturna, debe asegurarse de tener en cuenta que contenga genisteína. Este ingrediente debe estar indicado en la etiqueta.

Un estudio de revisión sistemática y metaanálisis sobre las isoflavonas que se llevó a cabo en 2015 analizó 15 pruebas aleatorias controladas en las que participaron mujeres de entre 49 y 58 años. Según los descubrimientos, los investigadores concluyeron que "los fitoestrógenos parecen reducir la frecuencia de calores repentinos en mujeres menopáusicas sin efectos secundarios graves".

En otro estudio de 2015 se compararon las isoflavonas de soja con el estradiol, un medicamento de prescripción que los doctores recomiendan con frecuencia. Los resultados mostraron que se necesitaba más tiempo para que las isoflavonas de soja controlaran con efectividad los síntomas de la menopausia. En concreto, a las 13 semanas las isoflavonas alcazaban la mitad de su efectividad total, y requerían de 48 semanas para llegar al 80 por ciento. La alternativa, el estrógeno de prescripción, requiere de tres semanas para ser efectivo. Consulte a un médico para saber cuál es la mejor opción para satisfacer sus necesidades personales.

Una revisión publicada en el Journal of the American Medical Association en 2016 analizó 62 estudios que incluyeron a 6653 mujeres. Descubrieron que el uso de fitoestrógenos que incluían isoflavonas estaba asociado con una reducción en la cantidad de calores y una menor resequedad vaginal, ambos síntomas comunes de la menopausia. Sin embargo, no hubo diferencia en la sudoración nocturna. Se recomendaron estudios adicionales.

Por último, mediante una prueba aleatoria controlada por doble ciego llevada a cabo en 2017 se descubrió que la combinación de isoflavonas de trébol rojo (34 mg por día) con probióticos era más efectiva que el placebo en la reducción de síntomas de calores repentinos en este estudio de 12 semanas.

Las isoflavonas y la salud cerebral

A medida que la población envejece, el deterioro cognitivo, la demencia y otras enfermedades cognitivas son cada vez más comunes en todo el mundo. Aunque los investigadores estudian formas de tratar estas enfermedades, con frecuencia muchas personas toman suplementos con vitamina B y cúrcuma para ayudar a optimizar la salud cerebral. Las isoflavonas también podrían ser beneficiosas para el bienestar del cerebro.

En un estudio de 2017 en el cual se analizaron 15 estudios sobre las isoflavonas, se concluyó que las isoflavonas de soja "mejoraron el funcionamiento cognitivo y la memoria de adultos mayores con capacidades cognitivas regulares en la mitad de los estudios incluidos, mayormente con efectos intermedios". Además, un estudio de 2018 también sugiere que las isoflavonas podrían ser beneficiosas para los pacientes con Alzheimer, la causa más común de demencia.

Es importante tener en cuenta que una dieta baja en azúcares y con alto contenido de nueces y semillas, el ejercicio regular y una vida libre de tabaco también son importantes para asegurar una salud cerebral óptima.

Las isoflavonas y la salud mamaria

Los estudios han demostrado que las sociedades y las culturas con un nivel más elevado en el consumo de isoflavonas de soja tienen menos riesgo de desarrollar enfermedades mamarias crónicas. De momento hay más estudios en progreso para evaluar con mayor detalle esta relación. En otros estudios se ha descubierto que la genisteína, presente en las isoflavonas de soja, es un potente inhibidor de las causas que generan enfermedades mamarias crónicas.

Nota: no se deben ignorar los consejos médicos a la hora de tratar enfermedades. Esta información tiene solo fines educativos.

Las isoflavonas y la salud intestinal y estomacal

En todo el mundo, 1 de cada 20 personas corre riesgo de desarrollar cáncer de colon, el tercer tipo de cáncer más común. Una dieta con un nivel elevado de fibras a base de plantas es útil para evitar las complicaciones intestinales, además de las colonoscopías regulares pasados los 50 años. Es probable que algunas personas deban realizarselas antes.

En un estudio de 2008 se mostró que no existe un beneficio de protección contra el cáncer de colon en las personas que consumen un nivel elevado de isoflavonas de soja, sopa de miso y alimentos con soja. Sin embargo, otro estudio de 2010 mostró que las mujeres con un consumo elevado de soja tuvieron una reducción del 21 por ciento en el riesgo de padecer cáncer de colon. Este estudio no mostró reducciones en hombres.

Por último, un estudio de 2016 en el European Journal of Nutrition mostró que incrementar el consumo de alimentos con gran contenido de soja puede estar vinculado con una pequeña reducción en el riesgo de padecer cáncer de estómago (gástrico). No hay evidencias de que las isoflavonas de soja sean útiles para quienes ya cuentan con un diagnóstico de cáncer de colon o estómago. Una vez más, esta información solo tiene fines educativos y no es un tratamiento recomendado.

Las isoflavonas y la salud prostática

Los síntomas del agrandamiento prostático afectan al 25 por ciento de los hombres en sus 40 años y hasta un 80 por ciento de los hombres de más de 70 años. Estos síntomas pueden incluir frecuencia al orinar, sensación de urgencia, dudas y traspiés. Las personas caucásicas tienen mayor riesgo, mientras que las asiáticas el menor.

Una dieta con una gran cantidad de frutas y vegetales, pero con poca azúcar y carbohidratos simples puede ayudar a mantener la salud prostática. Tener sobrepeso y obesidad también incrementa el riesgo de desarrollar un agrandamiento prostático.

Se cree que las isoflavonas bloquean el efecto de la testosterona que promueve el crecimiento de la próstata.

Un estudio con ratas llevado a cabo en 2009 mostró que las isoflavonas de soja inhiben el agrandamiento de la próstata. Además, un estudio de 2012 concluyó que "este estudio piloto con control aleatorio mostró una superioridad mínima de las isoflavonas sobre un placebo durante 12 meses con efectos que, de otra forma, son sorpresivamente beneficiosos para ambos grupos".

Por último, un estudio de 2014 publicado en Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine mostró que el extracto de soja negra, rico en isoflavonas y antocianinas, redujo el tamaño de la próstata en un modelo animal y podría ser beneficioso para personas con un agrandamiento benigno de la próstata.

También he tenido pacientes que se han visto beneficiados gracias a los medicamentos prescritos para el agrandamiento prostático. En general, toleraron bien los medicamentos y demostraron pocos efectos secundarios. Sin embargo, se ha considerado el uso de isoflavonas en personas que desean evitar la medicación.

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